martes, 7 de octubre de 2008

Comienzo del Viaje

El comienzo del viaje, tuvo muchas espectativas desde el comienzo, primer destino Israel "Holly Land" Tierra Santa, como por lo general se la suele llamar. Un jóven uruguayo, estudiante y descendiente judío, dirigiendose a la Tierra Prometida por el Judaísmo.

La verdad como estudiante de Relaciones Internacionales, siempre me gustó saber sobre el mundo, y conocer desde las grandes ciudades hasta los rincones más intrépidos. Mi primer destino Yerushalaim.
Sinceramente, conociendo bastante de la historia de Israel dentro de todo, y sabiendo que es la ciudad donde se concentran las religiones más importantes del mundo, la intriga por llegar allí era única.
Desde que salí de Montevideo junto con jóvenes de Taglit, un grupo que como dice la palabra en hebreo "Descubrimiento", querían descubrir este fantástico país, todos desde diferentes perspectivas. En particular, mi perspectiva era una mezcla de buscar mi pasado, de intriga por un mundo desconocido, y sobre todo las ganas de ver el mundo.

Así fue que llegamos a Tel Aviv, y de allí nos dirigimos a Jerusalem.



Jerusalem, recuerdo la llegada, un aire diferente, caluroso y al mismo tiempo lleno de magia, un mundo en controversia, un mundo que luchó y dio su vida por esa ciudad fantástica.
Sinceramente uno sabe que está en un lugar admirado por todo el mundo, pero la paz y tranquilidad que se siente al mismo tiempo, hace que todo entre en confusión y nos sintamos al cien porciento cómodos. Un ambiente donde el pasado y el presente entran en conexión y hace que nos desprendamos de todo lo material.
Al momento que fuimos a conocer cada lugar histórico conocíamos historias de vida de gente común, y eso hacía que todo tuviera un sentido más grande.

Cuando fuimos al Kotel Muro de los Lamentos, nos dirigimos a la parte subterránea donde se encontraba el Muro auténtico, y me impactó oír la historia que el guía nos contó acerca del hombre que cuidaba en la entrada. En la segunda guerra mundial, ese señor fue apresado, y los soldados alemanes, le dijeron cual era su último deseo, el respondió ver Jerusalem, y los soldados respondieron riendo que la vería desde el cielo cuando fuera ceniza.
Por suerte este hombre sobrevivió y le otorgaron un trabajo en el lugar que él siempre soñó.
Escuchar esa historia, en contacto con el muro con el que tantos anehlaron tocar, me llenó de emoción, una mezcla de agradecimiento y alegría de poder estar ahí.




Poder besar el Muro de los Lamentos, fue uno de los grandes momentos de mi vida. Un lugar con el que muchos de mis antepasados soñaron con llegar y quizás no lo pudieron hacer, y yo en representación de ellos, estar allí, representarlos, representandome, ante Dios, y sentir que no estamos solos.
Un momento único, donde el sonido de los rezos, el sol agobiante, nos hacen sentir en otro plano, tan distinto a la vida cotidiana en Montevideo, que pareciese que estuviesemos en otro planeta.

Al depositar los papeles, con los deseos, una tradición usual, con deseos de familiares, amigos, uno piensa en cada una de esas personas, en sus sueños y deseos, y entiende que todo tiene un sentido en la vida, aprender, y la única manera que podemos hacerla es estudiando, como dijo un gran hombre al que conocí, otro sobreviviente al terrible holocausto, donde luego de contarnos sus experiencias y la tragedia que nunca más debe suceder, le pedí ingenuamente, que me diera un consejo de vida, al ver a una persona con tanto conocimiento enfrente mío. Y él respondió: Estudia lo más que puedas, y aprende idiomas, muchos idiomas!
Me encantó su respuesta, y no dejé de reflexionar ante su consejo, como una persona necesita del estudio y de los idiomas para la comunicación y la superivivencia en cualquier situación.
En estos momentos en Montevideo, aún siento su voz con este consejo, que me hace seguir adelante con todo y alegrarme por haberlo conocido.





El viaje sigue, con varios destinos, Mar Muerto, Tiberias, Beduinos, Camellos, todo un viaje inigualable, con experiencias únicas, donde en 1 día se hacían miles de cosas, y parecía aprovecharse el tiempo al máximo.





Ahí está el grupo de viaje, la verdad un grupo bastante heterogéneo, y que se fue relacionando poco a poco, con mejoras y no tantas, pero se logró conocer mucha gente, y la verdad mucho de ellos valieron la pena.

Ya continuaré escribiendo acerca de las anécdotas del viaje.

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